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La cirugía estética puede subsanar pequeñas irregularidades o alteraciones que afectan únicamente a partes específicas de los senos, como el pezón o la areola, los cuales necesitan una atención particular. Estas irregularidades, aunque parezcan leves, no lo son para la mujer que las padece. Y, además, pueden influir negativamente en situaciones como lactancia, por ejemplo cuando no se tiene una estructura de pezón adecuada.
Hay mujeres que sufren al ver cómo sus pezones son totalmente planos o están orientados hacia adentro, hacia el interior de la areola (invertidos). Esto se debe a que las fibras musculares que deberían situarlo en su posición correcta, o bien son inexistentes o tienen una longitud excesivamente corta. Pueden diagnosticarse los pezones invertidos presionando la areola entre el dedo índice y el pulgar: así, un pezón convencional tenderá a proyectarse hacia adelante, y uno invertido se retraerá. En todo caso, hay diferentes niveles de gravedad: cuando el pezón solo se invierte en ocasiones, cuando está hundido casi todo el tiempo, o si la anomalía es constante. En cualquier situación, si esta se corrige con cirugía los resultados son inmediatos y permanentes. Y evita que surjan problemas a la hora de tener relaciones sexuales o en la lactancia.
La forma hipertrofiada (demasiado grande) de una areola puede provocar también complejos en la vida privada de una mujer. Por ello, en operaciones mamarias como la elevación o la reducción, si la paciente lo desea, puede realizarse una reducción de areola, aprovechando la misma operación quirúrgica. La cicatriz queda bajo la nueva areola, y va a ser de muy pequeño diámetro.
Otra de las pequeñas malformaciones que tienen la posibilidad de aparecer son los llamados pezones prominentes o pezones hipertróficos, que son muy largos y con cirugía tienen la posibilidad de ser acortados.
El motivo más habitual de este alargamiento que padecen algunas mujeres es haber dado de mamar, o una anomalía en el crecimiento de los senos. Tras la operación, el efecto conseguido es el de unos pechos renovados, con unos pezones de forma cilíndrica y en armonía con el resto del conjunto mamario. La cicatriz apenas se nota, ya que, aparte de ser pequeña, queda oculta en el pezón por su color oscuro.
Hay una dolencia que toma el nombre de Trastorno de Poland, que es una deficiencia genética por la cual la mujer afectada nace con el pectoral muy poco desarrollado (hipoplasia), incluso sin mamas, lo que conlleva la carencia de pecho -o que las mamas sean muy pequeñas y deformes-. En estas situaciones, el cirujano te recomendará la opción más correcta para hallar un busto bonito, como la reconstrucción mamaria.
Otra posibilidad de malformación, en relación con la morfología mamaria, es la llamada atelia: la ausencia de pezón. Las mujeres con este problema suelen recurrir a la reconstrucción del pezón y de la areola. El efecto es una mama de aspecto más natural. Por otro lado, la politelia (o trastorno de pezones supernumerarios) se refiere a la presencia de más de dos pezones, que se sitúan comúnmente bajo las mamas. Pero estos pueden ser retirados por un cirujano profesional.
Asimimo, pueden presentarse otras anomalías como resultado, entre otras razones, de traumatismos en la mama o de procesos inflamatorios (como la mastitis aguda), por ejemplo. Y también pueden llevarse a cabo diferentes correcciones del pecho a causa de deformidades producidas por enfermedades de la mama, que son así subsanadas con cirugía reconstructiva.
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