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El lifting de muslos y el lifting de brazos son tratamientos quirúrgicos que tienen como objetivo mejorar la forma y la tersura de las extremidades, aparte de disminuir su volumen y la piel sobrante. Con la técnica de tracción de la piel se puede lograr un aspecto más joven, al quitarse el tejido descolgado por la edad o por haber sufrido una pérdida notable de peso en un corto periodo de tiempo.
El lifting de muslos también se conoce como lifting crural o cruroplastia, y el de brazos como lifting braquial o braquioplastia. El primero de ellos radica en quitar la piel sobrante y el tejido adiposo localizado en los muslos, mientras que el segundo trata la región superior de los brazos. El objetivo de las dos intervenciones es lograr una piel más joven, tersa y alisada, sin aspecto descolgado que, además, tiende a dar sensación de envejecimiento.
En la primera visita expondrás al cirujano plástico cuáles son tus objetivos. El experto ha de ser lo más realista posible e informarte de las posibles soluciones. Cuéntale tus inquietudes sin ningún reparo. Será el momento en el que se analicen las zonas a tratar meticulosamente, se midan tus proporciones y se estudien los tipos de técnicas que se llevarán a cabo.
Si hablamos de la braquioplastia, encontramos dos variantes: la más sencilla se orienta a cuando hay poca piel descolgada. Mientras tanto, la segunda técnica se emplea en pacientes de edad más avanzada que tienen el llamado “brazo en péndulo”, donde la caída de su piel es muy pronunciada.
Respecto al lifting de muslos, se distinguen tres tipos: el que se centra en la cara interior de los muslos, el que abarca tanto el frente como la parte externa de la pierna, y por último, el que correge la parte media de los muslos. En todos los casos el proceso es el mismo: se extrae la piel y el tejido adiposo sobrante, y más tarde se tensa la piel restante.
El cirujano ha de detectar dónde se ubican los depósitos grasos y la piel descolgada, y considerar sus condiciones. Tanto para un lifting de muslos como para un lifting de brazos se aplica anestesia general, por lo cual es requisito que te realices distintas pruebas médicas, como una analítica de sangre, por ejemplo.
Y llegó el ansiado día. Para el hospital, no olvides un neceser de aseo, unas zapatillas y un pijama o camisón, aunque después te proporcionarán ropa interior aséptica. Además vas a conocer al grupo de anestesistas, que es cuando empiezan los preliminares de tu intervención de lifting. Al terminar te colocarán un vendaje u otro tipo de elemento postquirúrgico en el área operada.
El tiempo de ingreso varía según el tipo de lifting, pero en la mayoría de los casos dura entre 24 y 48 horas. Vas a tener que guardar reposo hasta por lo menos el tercer día, más que nada para que las suturas no se tensen. También tendrás algunos hematomas, que irán desapareciendo en las siguientes semanas. Los vendajes postoperatorios se quitarán a los tres días. Hasta ese instante, no te duches totalmente para no mojar la venda. Luego, en caso de lifting crural, el vendaje se reemplaza por una faja que tienes que llevar uno o dos meses.
A los pocos días, podrás salir del centro. Verás que persiste algo de inflamación, pero en una o dos semanas estarás haciendo vida con total normalidad. No es aconsejable que sujetes cargas pesadas a lo largo del primer mes. Tu propio cuerpo te irá avisando de los movimientos que puedes hacer, y recuperarás tu actividad pausadamente.
Fuera complejos con el lifting de muslos y brazos
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