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Lipofilling facial para recuperar el volumen perdido en el rostro

Las ventajas del lipofilling facial son muchas, porque en Medicina Estética no solo se utiliza para rellenar arrugas y surcos. Es un tratamiento que también permite, por ejemplo, dar volumen a las mejillas hundidas y rellenar depresiones faciales.

La particularidad de esta técnica es el material que se infiltra bajo la piel: nuestra propia grasa. Esta se extrae de otra área del cuerpo del paciente, se purifica y se redistribuye en el rostro según sus necesidades concretas.

En este post repasamos los beneficios lipofilling facial -también denominado lipoestructura- y su método de aplicación, así como la función de la grasa y de las células que contiene.

La base del lipofilling facial: la grasa propia

Este tratamiento consiste, a grandes rasgos, en transferir grasa del cuerpo de una zona a otra, con anestesia local -o local con sedación-. Para ello, primero hay que extraerla, lo que se lleva a cabo mediante una pequeña liposucción, ya que no se necesita una gran cantidad al aplicarse solamente en la cara. Pensemos que, como técnica, el lipofilling también puede ser utilizado para remodelar el contorno corporal.

Tras ese primer paso, sin embargo, la grasa no se reinyecta directamente. Antes pasa por un proceso de centrifugado para poder purificarla. Durante esta fase, se separa la parte «noble» de la grasa de los restos no útiles (como impurezas y toxinas), dejando únicamente las células grasas. Entre ellas, además, se hallan numerosas células madre. Por tanto, estamos ante un procedimiento 100% natural, sin materiales sintéticos.

La grasa purificada, además, no solo actúa como relleno. También tiene el poder de estimular la regeneración celular y retrasar el envejecimiento. Asimismo, mejora la calidad de la piel y la oxigena.

lipofilling facial con grasa propia

Abanico de aplicaciones del lipofilling facial

El especialista introduce la grasa centrifugada en unas jeringas para proceder a las infiltraciones. En ese momento, cada paciente presenta diferentes necesidades que pueden ser resueltas a través del lipofilling o lipoestructura. Por un lado, se pueden rellenar las arrugas profundas, pliegues y surcos de la cara, para un efecto de rejuvenecimiento. Pero, como avanzábamos al comienzo de este artículo, existen otras ventajas.

Los injertos grasos también se pueden utilizar para redefinir el óvalo facial y dar volumen en zonas donde se ha perdido, como los pómulos o la barbilla, y para corregir otras irregularidades relacionadas con esa falta de voluminosidad. Aunque, a su vez, se puede emplear para mejorar las ojeras. Incluso, se pueden tratar malformaciones, traumatismos, cicatrices o atrofias, para atenuarlos.

El objetivo es, por lo tanto, una remodelación facial completa, reduciendo arrugas y aportando volumen en puntos donde se necesita, y consiguiendo que la piel adquiera un nuevo aspecto más turgente, terso, tonificado y saludable. Podríamos afirmar que el especialista «esculpe» el rostro, utilizando la grasa como herramienta para trabajar.

Resultados y propiedades únicas del lipofilling facial

Una cara con menos arrugas y depresiones faciales. Esos son, en pocas palabras, los resultados que se obtienen tras un lipofilling facial. Además, hay que tener en cuenta que, pese a que este tratamiento no detiene el impacto del paso del tiempo sobre la piel (aparición de nuevas arrugas o flacidez, por ejemplo), su duración es permanente.

Sustancias como el ácido hialurónico o los neuromoduladores tienen efectos que duran entre seis meses y un año, por eso suelen ser habituales son retoques. Por el contrario, la grasa empleada en el lipofilling facial hace que el volumen aportado no «desaparezca» como tal según vamos cumpliendo años. Si bien insitimos en que pueden necesitarse futuras sesiones para nuevas irregularidades o surcos que vayan apareciendo.